El río suena y García Salado dice no entender por qué de golpe todos le revuelven las aguas
Los últimos movimientos gubernamentales en torno a la empresa Aguas del Norte alborotaron el avispero.
La entrada de dos ministros al directorio y la amenaza de premiar al impresentable Juan Manuel Pulleiro dejando en sus manos la logística de la firma, generaron la inmediata reacción del presidente Luis María García Salado que le bajó el precio al ex ministro y milico negando rotundamente que le de el cuero para semejante tarea en un claro intento de marcar la cancha.
Luego llegó el planteo de legisladores oficilalistas y opositores pidiendo la disolución de la sociedad anónima, toda vez que entienden, hablando mal y pronto, que está al pedo. Otra vez, García Salado salió al cruce, en esta oportunidad, exponiendo argumentos impositivos, de potenciales y suculentos reclamos sindicales y de un desconocimiento muy grande por parte de los legisladores acerca de cómo funciona la firma con acciones estatales.
Las aguas no parecen venir bien cloradas y es evidente que alguien anda meando río arriba, el tema es quién va a dar el primer trago cuando se llene el vaso.